lunes, 17 de mayo de 2010

DIEZ POEMAS SOBRE EL REINO

-IX-
Y si el viento no nos oye
ni tampoco el silencio
es suficiente
para vestir el alma
o para seguir ocultándonos
el cuerpo,
renunciaremos
al viento
y también renunciaremos
a ese silencio
que no quiere ser nuestro,
porque lo nuestro
es gritar,
gritar a pleno pulmón
pare que nos oiga el viento
y para romper
infinitamente
la quietud del silencio.
Porque lo único
que nos queda,
si nos niegan el viento
y nos roban el sielncio,
es gritar,
gritar desesperadamente,
gritar hasta la afonía,
gritar hasta que nos oiga
el primer HOMBRE,
gritar,
gritar
¡Gritar!...
Gritarle a Dios,
gritar a Pedro
para que ambos sepan
que aún no nos hemos muerto.
Roberto D.

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