Te miro atrincherado
tras los vidrios opacos
de una vieja ventana,
y adivino tu silueta:
unas veces luna llena,
otras, sonrisa torva,
y según sea el día,
sonrisa serena;
pero, también a veces
no veo tu silueta,
luna desaparecida.
Roberto Diez Hompanera