VII
Ya hemos atravesado
todas las puertas,
todos los reinos,
te pregunto, camarada:
- ¿Ahora hacia dónde iremos?
-No lo sé, compañero,
sin caballos,
sin carro,
sin cochero,
saliendo a pie como los viejos...
sólo nos queda en las manos
la eternidad del silencio
y el viento sobre las espaldas,
camarada,
sólo el VIENTO.
Roberto D.
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